Otro de los elementos que impactan en cómo nos sentimos dentro de un espacio son los ángulos y las formas.

Los espacios rectangulares son entendidos como espacios menos agobiantes que los espacios cuadrados, los que sí provocan sensación de estar encerrados.

También esta comprobado que los ángulos y formas rígidas tienden a favorecen la aparición de estrés o ansiedad, en contraposición a las curvas o contornos suaves que nos dan la sensación de seguridad y comodidad.

Una investigación observó mediante resonancia magnética del cerebro a ciertos participantes mientras miraban objetos. Descubrieron que cuando veían cosas puntiagudas, angulosas, rectas, se activaba la amígdala, región cerebral asociada al miedo, ansiedad y peligro. Cuando se activa la amígdala se genera estrés, miedo, ansiedad

“El cerebro codifica ese tipo de formas como agresivas e inconscientemente se sitúa en un estado de alerta, de inseguridad. Y pasa no sólo con los muebles, también con los edificios. La arquitectura, por ejemplo, de Calatrava puede provocar esa sensación inconsciente”, señala Francisco Mora.

Esto no significa que un ángulo siempre vaya a generar estrés. La idea es ir combinando y conectando los cinco elementos de manera adecuada.